→ No dejes que el frío congele la llama {0/1}

La seguridad le sobra. Conoce sus capacidades, su atractivo y su inteligencia lo utiliza a su favor dependiendo de la situación. Más esto mismo genera ser reacio ante las mujeres fáciles, no suele tener muchas amistades femeninas por no decir que son casi nulas por esto mismo, desconfía de ellas desde que conoce cómo son. Es alguien tranquilo, se toma las cosas con calma y le gusta disfrutar de la vida; es alguien que disfruta de la cultura, es un fanático del cine arte.

Tiene cambios de humor bruscos y posee muy mal carácter y siempre suele estar de mal humor. Se aburre con facilidad y necesita de estimulantes externos para no deprimirse de aburrimiento. Sus métodos son toscos, carentes de cualquier tipo de clase. Eleva el tono de voz para hacerse respetar. No tiene modales, porque si le molestas te dirá lo que pase exactamente por su mente y no será amable. Habla poco, pero cuando habla es totalmente cínico, irónico, sarcástico y cruel. Su lengua es un arma que utiliza concienzudamente, porque él no dice nada si no lo ha pensando antes, no habla si no sabe lo que quiere decir y como decirlo. No actúa sin pensar. Claro, pero si eres de su círculo cercano te tratara diferente, llegando a un extremo de poder ser amable y comprensivo. Por otra parte, tiene problemas con el alcohol. Cuando bebe demasiado se vuelve una persona totalmente distinta, se descontrola y pierde los estribos, en ocasiones se torna agresivo. Por eso mismo no bebe, o evita beber todo lo que puede.

Definir la relación de estos dos resulta tan complejo que deciden no hacerlo, son polos completamente opuestos, él es luz y ella oscuridad, uno construye mientras la otra se encarga de destruir y arrasar con todo aquello que se cruce en su camino. Estar juntos lamentablemente no les hace bien, los destruye y los consume pero se necesitan y por mucho que alguno intente no pueden dejarse. Él necesita de ella, de su misterio de sus falsas promesas, de las eternas noches en la cama, él necesita de sus mentiras, necesita desesperadamente el beber de la fuente del pecado, acariciar sus labios, recorrer sus curvas, es una maldita droga, que le está acabando, que se está llevando todo consigo. Ella por su parte necesita de su luz, de sus buenas intenciones, de la fidelidad que le ofrecen sus brazos, de la devota entrega que el le brinda, le encanta aquel corazón blando del muchacho. Despierta los instintos destructivos de la muchacha, su maldita necesidad de destruir todo aquello que sea puro, su complejo de arrastrar y absorver toda la luz a su alrededor y tonarla en las penumbras a las que está acostumbrada. Le está matando sin embargo, ver como él se consume bajo sus llamas, el no poder querer a su hijo, el saber que su manera de querer lo aniquila, le mata saber que ella está erradicando todo aquello que llega a querer. Son un mal necesario, un enfermizo masoquismo que no tiene fin.