Mi consentido, mi perdición {0/1}

El preferido de Velvet, así es como las prostitutas del cabaret califican a Anthony, y no están lejos de la verdad.

Anthony Stark es un magnate, hijo de un conocido fabricante de armas perdió a su madre a causa de una enfermedad y su padre murió poco después de un ataque al corazón, o al menos esa es la versión oficial que todo el mundo conoce. Es un hombre brillante, de intelecto superior al de casi todo el mundo, un genio... y como tal, algo excéntrico. No es una persona que despierte compasión por su doloroso pasado, sino un hombre que inspira respeto, grandeza e incluso odio y envidia por lo alto que ha impulsado a su compañía. Tony se ganó el favor de algunos grandes señores de la política gracias a su poder monetario y armamentístico -aunque hace ya algunos años que su empresa se dedica a cualquier cosa salvo a la fabricación de armas- y, todo hay que decirlo, su labia y encanto para con las mujeres pues muy conocida es su fama de mujeriego, lo que también le ha hecho blanco de maridos celosos y padres conservadores por lo que no está exento de enemigos.

No está casado ni tiene familia conocida, y su soltería ha suscitado miles de rumores y controversias que a él poco le importan. Es un hombre dado a los excesos y, como puede permitírselos, disfruta de la vida todo cuanto puede. Es un habitual del cabaret desde que conoció a Velvet, desarrollando una gran obsesión por la prostituta hasta el punto de casi ser insana y de no gustar de ninguna otra mujer que no sea la Slater. Por su parte la fémina le tiene un gran aprecio pues lejos de lo que todos piensan no todos sus encuentros son sexuales, a veces Tony paga por sólo tener la oportunidad de hablar con ella a solas sin que nadie los moleste y eso ha hecho que pase algo fuera de lo común: la vampiresa se ha encariñado con él, se muestra abierta e incluso un poco alegre en presencia de Anthony, tanto que podían considerarse algo así como amigos, pero incluyendo el componente del sexo.

Es su consentido, su preferido, su cliente estrella... y puede que incluso el verdadero dueño de su cuerpo, aunque eso sólo el tiempo lo dirá.